El inglés como lengua franca, ¿hasta cuándo?
Una lengua franca es aquella que ha sido adoptada como herramienta de comunicación entre personas que no comparten la misma lengua materna y que debido a motivos económicos, políticos, culturales, etc., tienen que establecer contacto entre ellas en un idioma común.
Si nos centramos en el ámbito europeo, sobretodo en la Unión Europea, donde conviven muchos países, cada uno con su respectiva lengua oficial, es evidente que es muy necesario que exista una lengua común que sirva para comunicarse, no solo a nivel social, sino a nivel institucional.
El inglés en las instituciones europeas.
Uno de los principios fundadores de la Unión Europea es el multilingüismo, es decir, que entre sus objetivos está el de poder garantizar que cualquier ciudadano pueda comunicarse con las instituciones europeas en cualquiera de las 24 lenguas oficiales que existen actualmente. Además, también quieren proteger la diversidad lingüística de Europa y promover el aprendizaje de idiomas; de hecho, tienen como objetivo que los ciudadanos puedan comunicarse al menos en dos idiomas distintos aparte de su lengua materna.
Desde el año 1958 hasta mediados de los años 70, el idioma dominante en las instituciones europeas era el francés, ya que era la lengua oficial de tres de los seis estados fundadores (Francia, Bélgica y Luxemburgo). Además, se estudiaba francés en los otros estados miembros y las sedes se encontraban en Bruselas y Estrasburgo, ciudades donde el francés era la lengua predominante.
A finales de los 70, el inglés empezó a sustituir al francés en muchos ámbitos como la política internacional, el comercio, la ciencia, la tecnología y la cultura, quizá por la gran irrupción de la cultura americana en Europa. También se empezó a introducir el aprendizaje del inglés en los centros educativos europeos, y poco a poco fue ganando terreno al francés.
En cuanto a las instituciones, el inglés fue introducido por primera vez en el año 1973 cuando el Reino Unido e Irlanda entraron en la CEE, pero no se expandió hasta el año 1993 cuando Suecia, Finlandia y Austria se unieron a la UE y su uso se afianzó cuando en 2004 entraron Chipre, Estonia y la República Checa, países que tenían como segunda lengua el inglés.
En el Parlamento Europeo, cualquier parlamentario puede expresarse en su lengua materna si quiere, ya que en las instituciones europeas se facilita la traducción simultánea. Aun así, muchos de ellos prefieren usar el inglés, y en menor medida el francés o el alemán, para sus intervenciones, porque saben que su mensaje llegará mejor si es expresado directamente y no a través de un traductor. Cabe recalcar que toda la información de lo que se lleva a cabo en el Parlamento Europeo se traduce a las 24 lenguas oficiales.
¿Y después del Brexit qué?
Hay voces que dicen que el inglés dejará de ser el idioma común utilizado en las instituciones europeas cuando el Reino Unido salga de la UE, y que el francés y el alemán cogerán el relevo. Además, aunque Irlanda y Malta tienen como idioma oficial el inglés, solo un país puede inscribirlo como lengua oficial y en su momento lo hizo el Reino Unido, con lo cual el idioma oficial inscrito por Irlanda es el gaélico y en Malta el maltés. En consecuencia, cuando los ingleses se vayan de la UE, el inglés dejará de ser un idioma oficial y podría quedar desprotegido legalmente una vez haya tenido lugar el brexit, a no ser que Irlanda lo presente como su lengua oficial.
Pero teniendo en cuenta que el 97,3% de los alumnos de secundaria europeos siguen estudiando el inglés como segunda lengua, es lógico pensar que será muy difícil que este idioma sea sustituido por el francés o el alemán.
También hay que tener en cuenta el sector financiero, y es que en el mundo de los negocios el idioma vehicular es el inglés y ese aspecto puede ser un punto de presión determinante para que el inglés siga siendo el idioma usado en las altas instancias europeas. Aun así, en algunas instituciones como el Tribunal de Justicia, el francés sigue siendo la lengua principal utilizada.
Viendo el aumento del número de personas que tienen el inglés como segunda lengua, se hace difícil pensar que pueda ser sustituido por cualquier otro idioma, al menos en ambientes sociales; en cuanto a las instituciones, probablemente sucederá lo mismo, porque aunque hablemos de Europa, estamos conectados con el resto del mundo y el inglés sigue siendo el idioma preferente a la hora de comunicarnos en cualquier ámbito, sea político, financiero o para viajar.
Artículos relacionados
Añadir comentario